Matilda queria escribir una carta, y rebuscaba en su breve vocabulario para que él se diera cuenta de lo que se trataba el verdadero amor.
Releia y releia las cuatro palabras escritas en su cuaderno, pero no pasaba de un saludo informal y muy comun. Y cuando mas las leia, mas sentía que no tenia que ver con el: con sus ojos oscuros, coquetos, escudrinadores.
Lo recordaba y lo amaba, amaba sus labios hinchados por besos que Matilda no le daba, amaba sus dientes blancos, y su sonrisa encantadora, que tampoco le entregaba a ella.
Lo amaba, eso era lo que sentia, pero aunque le dolia, sabia que a el no le importaba. Matilda lo amaba y no interesaba pasar horas mirándolo.
Y después de pensar en su amor no correspondido, se dio cuenta de que llevaba una hoja y media de carta. La inspiración habia llegado.
Doblo la hoja y la coloco en el asiento de él. Camino unos pasos y salio corriendo del salon.
Cuando él leyo la carta, Matilda iba cruzando la calle. Iba tan absorta en pensar que él podria corresponderle, que no miro el camion que la atropello.
Matilda volo por los aires sosteniendo una mirada de esperanza, pero que al estrellarse su cuerpo con el asfalto se extinguio. Solo sintio como sus vertebras tocaron una melodía mortal, y lo ultimo en su pensamiento fue la sonrisa de sorpresa que él pondría al ver la hoja en su banco.Mientras en la escuela, él le daba un enorme beso a su novia, agradeciendole por esa carta dejada en su banco escolar.
1 comentario:
Santo güamazo!
Buenas, buenas las historias. Pero hace falta una que hable de una pareja.
Se me cruzó esta frase del Tito: pocas cosas como el universo.
Saludotes.
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