Ahora, durante un mes, te miraré
y miraré esas pestañas tan oscuras que rodean tus
ojos,
y desearé besar esos labios
y esa barba recién crecida,
y esa piel, y esas manos.
Y todo lo tendré que desear
simplemente,
pues alcanzarlo sería apuñalar mi
ética,
aunque sabe tan bien tener lo
prohibido
y no poder estallar del todo por la
incertidumbre, el miedo y el caos
que hacen tan deliciosos los
momentos.