Apenas puedo creer lo que el tarot dijo, y una risa nerviosa salía de la boca que él besa todos los sábados. De verdad que reía y aunque se debía en parte a la embriaguez que flotaba en Gioconda, también se debía a los nervios y la gran alegría que me provocaba que siete cartas lo dijeran (¿o eran más?)
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